sábado, 24 de mayo de 2014

Parejas Viables que perduran en el tiempo



En primer lugar, se ha de tomar en cuenta que un sistema es delimitado por el observador. Esta delimitación se relaciona al nivel de interés de estudio o de intervención. 

En segundo lugar, se ha de partir de la idea según la cual un sistema, como metáfora comprensiva, es un todo resultante de partes interdependientes, en el que se desarrollan patrones de comunicación y mecanismos de control  autogenerados y auto-regulados en función de las tendencias a la homeóstasis, a la evolución y al cambio. 

En tercer lugar, la pareja concebida como sistema, debe ser comprendida como una red de relaciones. 

En cuarto lugar, en su evolución la pareja, como sistema abierto, se relaciona consigo misma y con otros sistemas del mismo nivel o más amplios, garantizando su “viabilidad” (Glaserfeld, 2005), realizando cambios que le posibilitan ajustarse a las demandas de su entorno, lo que en definitiva lleva a que su funcionamiento puede ser explicado en términos de procesos morfostáticos -dinámica entre normas y hechos- (Hernández, 1997) encaminados a preservar la estabilidad, y en términos de procesos morfogenéticos, gracias a los cuales ejerce su flexibilidad para adaptarse a los cambios externos e internos a los que está sujeta. 

Con esto, se puede entrar entonces a plantear que: la pareja viable que perdura en el tiempo puede ser concebida como un sistema abierto, caracterizado por procesos morfostáticos y morfogenéticos particulares que les permite preservarse en el tiempo, a partir del desarrollo de patrones de comunicación/interacción y de mecanismos de control autogenerados y auto-regulados (Cuervo, 2009).

fragmento tomado de: Cuervo, J. J. (2013). Parejas viables que perduran en el tiempo. Revista Diversitas. Perspectivas en psicología, 9, 2

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